
La idea de que la responsabilidad social corporativa (RSC) es poco más que una herramienta de marketing va perdiendo fuelle. En realidad, las empresas que la utilizaron para maquillar un impacto social o medioambiental negativo han dejado pasar una gran oportunidad competitiva frente a las que la integraron en su seno.
La norma ISO 26000 pretende ayudar a cualquier organización a incorporar el comportamiento socialmente responsable en su ADN. Pero su alcance no se limita a las empresas, sino que está pensada para cualquier tipo de entidad, ya sea privada o pública, por lo que ahora se habla genéricamente de RS (responsabilidad social).
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