Hace poco, cuando el gobierno lanzó al mercado la Ley de Igualdad, fue muy criticada por muchos grupos sociales, incluyendo la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), desgraciadamente presidida de nuevo por José María Cuevas, quién propuso la conveniencia de los cambios voluntarios sobre los legislados.
En principio, me gusta que las cosas estén negociadas y efectuadas voluntariamente. Suena social y ameno. El problema es que los que no quieren hacer nada, los inmóviles, denuncian cualquier intento de forzarles y promocionan el diálogo mientras continúan en su camino de ¡no hacer nada!
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