
Dejando de lado los actos más violentos, con los que nunca puedo estar de acuerdo, intento ponerme en la piel de un joven francés entre 18 y 26 años. Desearía que el gobierno tomara medidas para reducir el paro del 10%, pero no que lo hiciera convirtiéndome en ciudadano de segunda clase.
Porque ¿no sería generalmente entendido como discriminatorio si dictase una ley que permita despedir sin más a mujeres o a minorías étnicas? Seguro que se armaría una buena, no en Francia, sino en toda Europa. Se consideraría inadmisible.
Ver Artículo completo.
