Bienvenido al mundo moderno y transparente.
Onésimo Alvarez-Moro
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“Is formeideibol e incredibol” como diría él mismo. José María Aznar, el ex presidente del Gobierno, sigue cada día en los focos, subido en los púlpitos de sus fundaciones y de todo aquel dispuesto a pagar por una conferencia con segura repercusión mediática, como una mayoría de ex presidentes del Ejecutivo.
Pero Aznar es muy dado a dar clases de moral. Nunca han dudado de su honestidad, aunque muchos le han criticado por su tozudez, su falta de visión interna, su entrega a las tesis estadounidenses y su incapacidad para admitir una realidad que, según sus argumentos, nunca ha considerado.
Aznar tiene la mala costumbre de situarse por encima del bien y del mal, y es capaz de creerse en posesión de la verdad caigan truenos o rayos, y mucho más si es debate con la oposición, pero parece que en esta ocasión está tardando demasiado en salir a la palestra. Al cierre de esta edición no lo había hecho y resultaba extraño.
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