Según expertos y organizaciones ecologistas, se trata del último ejemplo de cómo el medio ambiente y su protección se han mezclado con los intereses económicos en las relaciones bilaterales de estos vecinos.
Y es que EE.UU., a través de su Ley de Protección de los Mamíferos Marinos, había negado desde 1990 al atún mexicano la etiqueta de "dolphin safe" (seguro para los delfines), alegando que las técnicas de pesca mexicanas con redes de cerco dañaban a los delfines.
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