55.000 familias invirtieron sus ahorros en la energía fotovoltaica convencidos de que el futuro estaba en las energías renovables
Imagine que ahora que están tan de moda, quisiera plantar un huerto. Para hacerlo va a tener que hacer una pequeña inversión en semillas, fertilizantes y abono, además de emplear un tiempo considerable, desde que planta las semillas hasta que pueda recoger sus frutos. Suponga ahora, que una vez que las plantas crezcan y vaya a consumir, pongamos por ejemplo, un tomate, tuviese que pagar por éste. ¿Merece la pena tanto esfuerzo para tener que pagar igualmente?
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