
El informe de la ONU estuvo a punto de no salir por las reticencias de países como EE UU, China o Arabia Saudí - Al Gore denuncia fuertes presiones de las petroleras para ocultar las evidencias
«A las diez de la mañana estaba previsto el comienzo de la rueda de prensa en la que había que explicar el informe de la ONU sobre el cambio climático. Una hora antes, a las nueve, seguían las discusiones, sobre todo propiciadas por la delegación de China y Arabia Saudí. Hubo un momento en el que se pensó que no se iba a poder sacar adelante el estudio, todo eran problemas por parte de los políticos». Este relato, que cuenta la responsable de Greenpeace, Raquel Montón, escenifica el grado de discrepancia que en torno a la cumbre realizada en Bruselas tuvieron científicos y políticos. Tanto, que Montón califica la frase que dijo uno de los expertos medioambientales como clarificadora: «Ha sido un acto de vandalismo científico».
Y es que según asociaciones ecologistas, los representantes políticos lucharon durante toda la jornada por «exigir que se aclarara cada punto, quitar frases que les resultaban incómodas para sus intereses o, al menos, suavizar algunas de las informaciones que se plasmaban en el informe», dicen desde Adena. La situación estuvo a punto de echar al traste el consenso.
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