He visto un Artículo escrito por Cristina Avila-Zessatti, que me parece importante y, como consecuencia, lo repitiré en su totalidad.
Es un caso más (¡y de estos hay muchos ..... demasiados!) de una empresa que sigue un camino y, cuando no le gusta cómo son vistas sus acciones, quiere matar al mensajero, para que la información no salga.
Da la impresión que Leroy-Merlin está más interesada en callar las voces que en seguir el camino de responsabilidad social que alardea en su información corporativa.
En su intento de callar las voces más que de esforzarse en hacerlo bien, Leroy-Merlin ha fallado!
Onésimo Alvarez-Moro
Ver artículo:
Hace un par de días recibí un correo desde Barcelona, y cuando leí su contenido me quedé tan estupefacta como supongo otros destinatarios del mismo mail se quedaron al leerlo. Resulta que la multinacional Leroy Merlin, decidió crear (y pagar por ello) una nueva categoría profesional: el “ladrón free-lance”, un empleo temporal que se dedica a fingir hurtos para “determinar la pericia de sus cajeras”.
La historia salió a la luz primero por un reportaje de la televisión privada española, al que titulaban “el carrito test”. Pero después –y este es el motivo principal del posteo de hoy- por la decisión de la multinacional de querer ocultar una realidad creada por ellos.
Porque no conforme con este “invento profesional”, que me parece mezquino, y por el que la cadena paga entre 30 y 40 euros el día, Leroy Merlin pudo (porque se puede, ya verán), hacer las cosas todavía más turbias. Como dicen por ahí, esta firma primero “tiró la piedra y luego escondió la mano” (o al menos lo intentó).
Abraham Canales Fernández, rescató en su blog “otromundoesposible” la anécdota de los “ladrones figurados”.
Primera sorpresa: 2,400 personas comentaron en su sitio sobre este suceso. Segunda y peor sorpresa: Leroy Merlin emitió y envió un requerimiento notarial para que el autor retirara todos esos mensajes.
¿El argumento? “graves intromisiones en el derecho al honor y la dignidad”. Y yo aquí pregunto a forma de respuesta: ¿Es honorable y digno contratar a un ladrón-impostor? ¿Es responsable someter así a las personas a presiones psicológicas? Y conste que no hablo sólo de las cajeras de la firma de decoración, sino también y además, del actor improvisado, al que por descontado, no se le paga ni seguridad social ni “nada de lo que marca la ley”… puesto que finalmente, se trata de “un vulgar ladrón”... un trabajo como tantos otros.
Hasta ahora sabía de gobiernos que censuraban y hasta encarcelaban a bloggueros, pero creo que por primera vez sé de una empresa que emprende una acción de este tipo contra la libertad de expresión. Puesto que ni se trata de un medio de comunicación, ni "la ofensa" fue porque el autor mintiera o distorsionara la realidad, sino que eran los propios lectores (algunos afectados) quienes opinarion y fueron así "silenciados".
Insisto (nunca insistiré lo suficiente): en la llamada responsabiliad social, lo primero es la congruencia (que Leroy Merlin parece no tener, aunque en su página afirma ser una “empresa humana y adaptada a su entorno).
Insisto también en que finalmente, en un mundo redondo, todos nos acabamos encontrando… y en este caso particular diré que "en un mundo conectado, todos nos acabamos enterando".
Por cierto, gracias a los lectores por la paciencia (y gracias a otros por la insistencia)... parece que vuelvo (eso creo) de una ausencia (para mí) necesaria…
A la proxaine!! Xtina " )
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