Presentación
La empresa actual opera en un entorno complejo, dinámico y global donde, independientemente de su dimensión, cualquier actuación que realiza influye sobre distintos agentes con los que mantiene relación: clientes, proveedores, inversores, empleados, comunidad local, medios de comunicación, competidores...
Por este motivo, cualquier empresa que pretenda ser sostenible en el largo plazo debe incorporar a su estrategia, la "Responsabilidad Social de la Empresa" como herramienta de gestión que permite tomar decisiones teniendo en cuenta los intereses de todos sus stakeholders, o grupos de interés. Esto implica aprender a gestionar tanto activos tangibles como intangibles para perseguir desde todos los ámbitos de la organización no sólo la obligatoria consecución de beneficios económicos que justifican la supervivencia de la empresa, sino también alcanzar objetivos de carácter social y de respeto al medio ambiente.
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