Hace unos días hablé de la hipocresía de los estadounidenses con el medio ambiente y de cómo hablan de querer hacer lo necesario para mitigar el impacto medioambiental de su paso por esta tierra. Aunque, en el momento de tener que aceptar un coste que les impacta directamente, ¡pues eso ya no!
Como sabíamos y como me recordaron algunos de los comentaristas, ellos no son los únicos.
Todos decimos que queremos ayudar a impactar el medio ambiente menos y todos decimos que estaríamos muy dispuestos a hacer mucho para conseguirlo. Así lo afirman las encuestas pero no se mueve nadie.
Cuando tomamos nuestras decisiones diarias, parece que nos olvidamos de los bonitos pronunciamientos, que no ha llegado el momento de ser consecuente o que en este caso no concierne.
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