Las consejeras recelan de ser nombradas sólo para cubrir una cuota.
Hace sólo unos días, el presidente de una importante empresa se quejaba en una reunión de las dificultades con las que se estaba encontrando para sentar a mujeres en su consejo de administración. 'Más de una ha declinado el ofrecimiento. Las mujeres tienen recelos a ser consideradas sólo una cuota', decía. Lo cierto es que la Ley de Igualdad establece que las grandes empresas tendrán que abrir sus consejos a la participación de mujeres. En ocho años, y a medida que venzan los mandatos de los anteriores consejeros, las empresas deberán 'alcanzar una presencia equilibrada de mujeres y hombres' en sus consejos.
Pero la dificultad de este presidente que tiene difícil la búsqueda de consejeras no es una experiencia única. De ello son testigos excepcionales las empresas de cazatalentos que se topan con la dificultad añadida de que las candidatas a ocupar un puesto en el consejo se pregunten: 'Estoy aquí por ser mujer o porque valgo lo que valgo? 'Si no valiera no la llamaríamos. Pero entendemos que la primera pregunta sea esa', explica Ignacio Gil-Casares, socio director de Spencer Stuart, una empresa especializada en la selección de altos directivos y consejeros.
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