
Las mujeres están conquistando cada vez más cotas de poder. Y están rompiendo estereotipos, demostrando que también tienen un estilo de liderazgo asertivo y seguro.
Las noticias sobre mujeres en posiciones de poder son cada vez más frecuentes. Angela Merkel como nueva presidenta de Alemania, Ellen Johnson-Sirleaf en Liberia, Gloria Macapagal Arroyo en Filipinas y Michelle Bachelet en Chile son los ejemplos más recientes de mujeres que han alcanzado altas cotas de poder. Estos ejemplos son sólo la punta del iceberg. Por debajo de ellas, hay numerosos ejemplos de mujeres con altos puestos directivos tanto en el gobierno como en el tejido empresarial. Hay grandes expectativas sobre lo que puede significar que cada vez mayor número de mujeres nos dirijan.
La creciente presencia de mujeres supone que el hecho de ser mujer ya no es un impedimento para acceder al poder. Es más, está siendo políticamente correcto para las empresas contar con mujeres en sus órganos de gobierno, como demuestra el nuevo Código Unificado de Recomendaciones sobre Buen Gobierno de la Sociedades Cotizadas que ha presentado la CNMV. Éste es un gran avance hacia la igualdad de género.
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